PARANOIA, DESCONFIANZA, CELOS Y MIEDOS INSUPERABLES. Del complejo de inferioridad al prejuicio en materia sexual. Delirios relacionados con las relaciones personales. Unas de las manifestaciones más claras son el resentimiento hacia los demás, el autoritarismo, la falta de tolerancia, la ausencia de autocrítica, la frialdad emocional y el egocentrismo. En todos los casos manifiestan problemas en las relaciones personales. Las personas que sufren paranoia creen que los demás tienen la intención de dañarles y que les critican a sus espaldas. Echan la culpa a todos y a todo de sus errores, de este modo se están autoprotegiendo. Todo lo que hacen los demás lo interpretan como malintencionado. Es un miedo o temor muy grande y una gran desconfianza hacia las demás. Esconde un complejo de inferioridad y desemboca en el autoritarismo. Otra manifestación es el delirio de grandeza, tener una valoración exagerada de sus propias capacidades, menospreciando a las personas que los rodean. A modo de ejemplo, un trabajador que recibe un comentario jocoso de sus compañeros y que empieza a desconfiar de todos. En el mundo laboral son personas con muchas dificultades para trabajar con otros y tienden a aislarse socialmente, piensan que todos quieren aprovecharse de él. Detrás de toda patología psicológica suele estar la infancia. ¿Por qué este trabajador del ejemplo es tan sensible a las bromas?. Seguramente ha sufrido ofensas o humillaciones en el pasado, lo que genera una reacción excesivamente hostil. Por ejemplo, de niño todos sus compañeros le pegaban en clase. Históricamente se ha relacionado ancianos que viven solos y con personas que sufren sordera o ceguera. También existe la creencia de que esta enfermedad tiene su origen en la infancia. Según el psiquiatra español Enrique González Duro, en su libro La paranoia, los factores desencadenantes de esta enfermedad se encuentran muy activos en individuos que presentan un acusado narcisismo y que se han visto expuestos a serias frustraciones, hallándose consecuentemente dotados de una baja autoestima. Esto provoca que se dispare en los mismos el mecanismo natural de Proyección, muy estudiado por la psicología, en virtud del cual tendemos a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos. "El pensamiento paranoide —sigue González Duro— es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio, para convertirlo en convicción." El paciente paranoico está convencido de que sus ideas son correctas y resulta imposible convencerle mediante la lógica. El problema de la paranoia es que empieza por un proceso interpretativo, aunque mal enfocado, la premisa es falsa, pero el proceso es racional. Los profesionales que tratan con este tipo de pacientes deben reforzar su autoestima, ganar su confianza, algo muy difícil, y eludir los temas que generan el delirio, de modo que no les contradigan a fin de evitar conductas violentas. En el caso de los celos es la idea de que la pareja sexual es infiel, lo que ocasiona severos problemas en la relación amorosa y unos celos enfermizos. Incluso puede generar situaciones de peligro. También está el delirio
de relación de Kretschmer, que es un una paranoia sensitiva, normalmente
son de tipo ético-sexual, que obliga a reprimir esas tendencias
sexuales por la ética. Siempre hay una experiencia clave a partir
de la cual surge ese delirio, como situaciones humillantes, ejemplo relacionadas
con relaciones sexuales, se trata de delirios de prejuicios, persecución,
culpabilidad, que se viven con gran angustia y depresión. Son más
frecuentes en hombres que en mujeres y han aumentado a medida que
ha aumentado la libertad sexual. Estos delirios aparecen con más
frecuencia en sujetos que no han tenido nunca relaciones sexuales y que
ya tienen edad para ello, son sujetos tímidos y que no se atreven
a tratar con los demás.
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